Imprescindible una asignatura sobre nuevas tecnologías

Pocos temas deberían preocupar más a la sociedad de un país que el de la educación de sus ciudadanos. Es por eso quizá que en las últimas décadas no somos capaces de idear un sistema educativo en el que todos estemos de acuerdo, y vamos cambiando de planes cada pocos años, quizá sin saber si el que dejamos podría ser más eficaz que el nuevo a adoptar; pero se supone que cualquier cambio se piensa para que sea una mejoría. Y claro, es que no es una cuestión baladí.

De todas formas , no acabamos de ponernos muy de acuerdo en qué materías deberían ser obligatorias o cuáles optativas, ni siquiera en la educación primaria. Parece que en las primeras etapas se está dando prioridad al bilingüismo, insistiendo en el aprendizaje de otra lengua además del castellano; en la secundaria, las que pierden son las asignaturas de letras, como la filosofía, la literatura o incluso la música; y si nos vamos a la Universidad, parece que ahí cada asignatura está en manos del profesor/a que la imparte, aunque nada de la oratoria o «don de gentes», cuando antes eran tan importantes.

La educación debe servir para tener los conocimientos necesarios para afrontar los desafíos que el mundo actual puede plantear, e incluso pensando en los futuros. Y en nuestro planteamiento educacional, ¿dónde quedan las nuevas tecnologías? Nos guste o no, estamos ante un mundo totalmente informatizado y dominado por los avances tecnológicos, y no todo el mundo es capaz de usarlos a nivel de usuario. No encontramos ninguna asignatura obligatoria en el sistema educacional que obligue a los estudiantes a tener nociones de redes, dispositivos móviles, sistemas operativos ni aplicaciones ofimáticas; y eso, a pesar de que la gran mayoría de las veces les pedimos que hagan uso de ellas para realizar trabajos u otras actividades relacionadas con sus estudios.

Entonces, ¿cómo pensamos que puedan aprender? Pues claramente, ellos lo hacen con la práctica; pero sin ninguna base teórica por detrás, puede que muchas de las nociones aprendidas no lo hayan hecho corrrectamente. La verdad es que los creadores de todas estas innovaciones tecnologías hacen lo que pueden para que sean lo más fáciles posible de aprender, incorporando además herramientas que hagan su uso más sencillo. Un ejemplo es el modo porno de Google, que ayuda a poder eliminar el historia de navegación de nuestros dispositivos móviles de los últimos 15 minutos.

¿Y por qué se le llama a esto «modo porno»? Bien, sería una manera coloquial de llamar a ese borrado de historial, ya que el interés por borrar las pruebas de la navegación de aquellos que son consumidores de pornografía online antes de que los pillen es bien urgente. Por cierto, este también es un tema del que podríamos hablar en relación con la educación, en este caso la sexual; y es que también en la sexualidad somos dados a dejar aprendera a nuestros jóvenes con el método de acierto y error, ¿o no? Por eso, todos los sitios web xxx que hay por internet han sido y son los más visitados por los cibernautas; seguramente solo superados por los canales de búsquedas, precisamente usados para encontrar justamente los mejores contenidos porno.

Lo que está claro es que los sistemas educativos en la actualidad difícilmente pueden seguir a la sociedad en que vivimos, que evoluciona mucho más rápido que cualquier planteamiento educacional. Sin embargo, deberíamos pensar en cómo queremos que nuestros ciudadanos, sobre todo las generaciones más jóvenes, aprendan los conceptos más necesarios para poder defenderse y alcanzar un futuro cuando más prometedor mejor.